Si el verano pasado tuve la suerte de descubrir toda una joya del arte como es el cuadro "Los embajadores", de Holbein, este año mi sorpresa ha sido mayúscula al encontrarme con una pieza de orfebrería como es la ermita de San Baudelio (o Baudilio) de Berlanga, situada junto a la aldea de Casillas de Berlanga (Soria). Considerada como "la capilla Sixtina del arte mozárabe", está situada en medio del campo y se trata de un edificio único, original y misterioso. Único y original porque después de ver cientos de iglesias y catedrales por toda España y más allá, una se encuentra ante un templo diferente, con una planta que no sigue las pautas tradicionales del románico y el gótico, y que cuenta con una bóveda sustentada en una columna con forma de palmera que deja boquiabierto a cualquiera que entre por su umbral.
Y misteriosa, porque estaba totalmente adornada con frescos enignáticos en los que aparecen animales tan poco característicos del paisaje soriano como el elefante o el dromedario. Aquí os dejo una imagen de cómo era su aspecto cuando estaba totalmente policromada:
Desgraciadamente, como tantas obras de arte de nuestra geografía, la ermita se ha visto sujeta a numerosos expolios, por lo que la gran parte de sus frescos están desperdigados por un gran número de museos estadounidenses. Los únicos que permanecen en nuestro país (más allá de los que quedan en San Baudelio) están en el Museo del Prado, y claro, una vez de vuelta de las vacaciones no pude resistirme a pasar a visitarlos. Y la visita me encantó, ya que están situados en una sala que respeta su posición original en la propia ermita. Desde este humilde blog os aconsejo que no dejéis de ver ni los frescos del Prado ni San Baudelio, porque sin duda no os arrepentiréis.
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