viernes, 18 de septiembre de 2009

¡Michael sigue vivo!

Sí, amigos lectores (en el caso de que algún día los tenga): ¡Michael no ha muerto! Y que nadie pregunte que Michael porque Michael, para bien o para mal, solo hay uno. Sé que hace unos días pudimos ver su multitudinario entierro (¡por fin!) en Los Ángeles, pero os aseguro que sigue respirando en algún lugar y que todo responde a un plan orquestado desde hace tiempo. Y a las pruebas me remito:

  • Meses antes de su supuesto fallecimiento se le vio en la localidad francesa de Saint Tropez andando con zapatos de tacón.
  • También fue fotografiado con burka durante una de sus estancias en Bahrein.

La conclusión está clara: su sueño siempre fue ser una mujer, más concretamente... ¡Su hermana Latoya! Y es que estoy convencida de que nos han dado el cambiazo, y que el cuerpo presente realmente pertenecía a su idolatrada hermana mientras él seguirá por ahí de plató en plató. ¿La prueba definitiva? Los parecidos realmente más que razonables. Seguiré esta línea de investigación.




La Espe y sus "grandes amigas"

Pues sí, antes o después tenía que atreverme a coger este blog por los cuernos, y creo que ese momento ha llegado en este instante. Son muchos los temas que aporrean mi frente con la intención de salir, pero he decidido dedicar este estreno a una de las musas que más me inspiran: la sinpar “Espe”, sí, sí, la Aguirre. Y es que lo de esta buena mujer y su Administración no tiene nombre, aunque en esta ocasión no haya sido ella el brazo ejecutor de lo que voy a narrar (como tampoco lo fue Charles Mason en su momento y no por eso ha pasado a ser un angelito). Al grano: hace unos días tuve la oportunidad de poder ver la magnífica exposición de la fotógrafa Annie Leibovitz que hasta el próximo 20 de septiembre se puede ver en una sala de la Comunidad de Madrid en plena calle de Alcalá. Sin mencionar que me fue requisada temporalmente una cuchara para poder entrar (ya sabéis que la CIA las considera armas de destrucción masiva), mi sorpresa llegó cuando leí el texto de introducción que hay al principio de la exposición. En él, resumidamente, se decía que en la muestra se podían ver muchas de las fotos que le encargaron a Leibovitz las revistas para las que ha trabajado, escenas de su vida familiar, e imágenes de su “gran amiga Susan Sontag” (textual). ¿Gran amiga? Hombre, aunque el espectador no conociera la relación que unía a estas dos grandes mujeres, después de una hora viendo a Susan Sontag en la bañera, desnuda sobre una cama al amanecer, o en íntimas y dolorosas escenas de hospital luchando contra el cáncer es fácil deducir que eran pareja, matrimonio, amantes o como se quiera decir, pero desde luego algo más que “grandes amigas”. Vamos, que para la “Espe” y sus acólitos, responsables últimos de esta exposición, Oscar Wilde o Andy Wharhol eran los tipos más simpáticos y sociables del mundo, porque tenían un montón de “grandes amigos”. En fin, esta es la hipocresía con la que el régimen de la marquesa de la Puerta del Sol quiere ocultar lo inocultable: el amor, la pasión, el cariño, la complicidad entre dos personas, independientemente de su sexo. En homenaje a Annie Leibovitz y Susan Sontag añado algunas de las imágenes que más me gustaron de la exposición.