viernes, 26 de agosto de 2011

La droga del espíritu

¿Qué se puede hacer si te encuentras con algo que te hace sentir bien, que te regala sensaciones que nunca habías tenido o que ya habías olvidado, pero que a la vez sabes que es perjudicial para tu salud? ¿Y si esa salud que va arañando no es física, sino la del corazón, la del espíritu? ¿Cómo se renuncia a aquel dulce cuando encima lo tienes delante constantemente? ¿Puede esto llegar a destrozar mi vida? En esa encrucijada me siento en los últimos meses, y es una de las razones que me han impedido continuar con este blog desde enero. Sin embargo, ahora he decidido utilizar este espacio precisamente como terapia, para salir de este pozo mental en el que me encuentro, para luchar por lo que verdaderamente sé que vale la pena.