lunes, 12 de julio de 2010

Beso torero

Siento decirlo (qué leches… no lo siento nada), pero lo que más me ha emocionado de la final del Mundial ha sido esto… ¡Si es que estoy hecha una sentimental! Y no me importa decirlo: he llorado (aunque tampoco tiene mucho mérito ya que a mí las lágrimas se me saltan hasta con el anuncio de El Almendro). Eso sí que es ponerse al mundo por montera, y la que diga que no envidia a la Carbonero en ese momento miente como una bellaca. Ahí queda eso:

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