En los tiempos que corren parece que la carcajada está en peligro de extinción con tanta crisis, paro, inflacción, deflacción… Pero en el centro de Madrid aún queda una reserva natural en la que la risa vive en estado puro: el teatro Alfil. Ayer tuve la oportunidad de ver, por primera vez, un espectáculo de sus dueños, la compañía Yllana, y la verdad es que no creo que sea el último, porque me reí todo lo que quise. Salimos del teatro después de ver “Brokers”, que así se titula, con una expresión de “Joker” que no nos podíamos quitar de la cara después de estar la hora y media que dura sin parar de reír. Y es que cómo se descojonan los tíos de esos yuppies agresivos que todos visualizamos y que tanta grima dan, sobre todo ahora que estamos más que pelaos en gran parte (o grandísima parte) por tipejos como esos. Especial mención me merece la escena en la que intervienen las fuerzas especiales anti-droga. Muchos piensan que la participación directa del público en las obras teatrales está muy manida, pero qué queréis que os diga, yo me sigo partiendo el pecho viendo a alguien sufrir sobre el escenario (soy así de cruel, que le voy a hacer…). Y no todo es divertimento: la agridulce parte final (más agri que dulce) sobre la caída y el renacer del mafioso de turno te hace contemplar en unos segundos cómo todos son el mismo perro con distinto collar. Por otro lado, y para finalizar, me destapo ante los responsables de luz y sonido, que en plena calle del Pez te hacen sentir como si estuvieras dentro de un cómic o un dibujo animado.
Río Salvaje (Wild River, 1960)
Hace 2 semanas
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