¡Sí, sí, sí, el pulpo ya está aquí! Bueno, o casi, porque ayer dijeron en el Telediario una gran noticia: ¡el pulpo Paul va a venir a vivir al Zoo de Madrid! Aunque todo tiene sus peros: amenazan con llamarle a partir de ahora “Pablito”. Desde luego no seré yo quien le haga semejante cosa a tan delicado cefalópodo… ¡Un respeto, por favor! No quisiera encariñarme demasiado con él (aunque creo que es demasiado tarde), ya que Paul tiene dos años, y la esperanza de vida de un pulpo es de unos tres años, pero espero que los aproximadamente 365 días que le quedan por delante en nuestro país sean muy felices y repletos de mejillones (requisito imprescindible de cualquier paraíso “púlpico”). Tengo intención de ir a verlo y ya de paso preguntarle si voy a cobrar la paga de verano (aunque eso sería ponerle en un aprieto demasiado grande). Hay gente que dice que sus dotes adivinatorias durante el Mundial se debían a que le atraían más los colores de la bandera de España que los de la de Alemania y Holanda, pero ya sabemos que España es un país de envidiosos. Al hilo de esto, estoy segura de que aquí va a estar muy a gusto, porque además de los citados envidiosos, si de una cosa está lleno nuestro país es de “pulpos”.
Río Salvaje (Wild River, 1960)
Hace 3 semanas
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