lunes, 5 de septiembre de 2011

"Super 8", heredera de la sensiblería de Spielberg


Se nota que J.J. Abrams, persona a la que le debo algunos de los mejores momentos que he vivido frente al televisor, se ha criado a los pechos de Steven Spielberg. Pero después de ver "Super 8", dirigida por el primero y producida por el segundo, afirmo que se nota tanto en lo bueno como en lo malo.  

Abrams sabe crear en esta película una historia simpática protagonizada por una pandilla de frikis que recuerdan mucho a los chavales de la inmortal "Los Goonies" o a los de "Cuenta conmigo", que se desarrolla en torno a un misterioso ser que no vemos hasta bien avanzada la peli (¿no recuerda mucho a "E.T."?). Los sustos y la intriga consiguen que te mantengas agarrado a la butaca, aunque los primeros provoquen que más de un trasero pierda contacto con el asiento, siguiendo la acertada fórmula de "Perdidos", heredera a su vez de aciertos de Spielberg como "Tiburón" o "El diablo sobre ruedas".

Sin embargo, lo peor de "Super 8" también parece llevar el sello del mago de Hollywood: el sentimentalismo. Sí, ese mismo efecto lacrimógeno del agonizante E.T. o el abriguito rojo de "La lista de Schindler" lo lleva Abrams al momento "yo te entiendo" del final de la peli (no quisiera destriparla), que en mi opinión sobra.

En definitiva, "Super 8" es una película muy entretenida que, a pesar de contar con un final muy previsible lleno de sensiblería, no creo que deje mal sabor de boca a nadie.

NOTA: No dejar de ver los títulos de crédito. Ocultan una divertida sorpresa.  

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